
Que el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, justifique el aumento del 100% en la dieta de los legisladores me produjo, nauseas. Una sensación de abandono por la realidad y la gente que se parece más a un país africano que a esto que llaman “modelo” y lo pintan de “progresista y popular”. No pienso entrar en discusiones con nadie, ya he decidido que no peleo más por estas cuestiones, pero al menos la reflexión me permito hacerla para que alguien la tome y la re piense, no voy a discutir, sólo dar mi visión de un país decadente y fronterizo. Según Domínguez, “se montó un show mediático con una enorme hipocresía y un total desprecio por la política y la actividad legislativa". Perdón, señor, el desprecio y la hipocresía, jamás han sido parte de las cualidades del ciudadano que trabaja, es honesto y no negocia por lo bajo. Conozco muy bien el congreso, los anexos y las reuniones a puertas cerradas, donde se acuerdan cosas entre todos los representantes de los bloques, los mismos que han votado a favor esto y que luego ante las cámaras proclaman otras para la “gilada”, o sea nosotros, el pueblo. Por mi parte me han vencido. Auméntense lo que deseen, hagan lo que quieran, las nauseas las tengo, la bronca ya ni se si es tanta dado que me dan mucha pena por lo insignificantes que son ante los honestos, me jacto de serlo y lo practico, ustedes no creo que puedan mostrarlo. Cordialmente,
Germán Hess Copyright 2012
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