He aprendido a ser yo y sé
jugarme de boca y hacerme cargo de lo
que digo.
He vivido una vida que no
puede vivirse y tal vez soportar mucho más de lo que pensaba.
Cuánta esperanza he muerto y
salido indemne.
Sólo quedaron los negros
nubarrones de un pasado que ya se marchó.
De una mirada encendí mi cigarro y transformé en sonrisas tus ojos.
Cada sombra es un arroyo,
cada sendero una vida.
Nada queda de aquel que
soñaba con una tarde en París.
Me abrazo a los árboles y me
alcanza. Sólo espero mi regreso.
Germán Hess - 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario