Atardece. Van y vienen con sus mochilas, con sus bolsos desde el trabajo, con sus carteras. Los veo desde mi ventana, en otros momentos desde la calle, en la vereda. Parece que para algunos fue un buen día, algunos en cambio; un día más como cualquier otro. Muchas veces los ví y pensaba en sus vidas. ¿Quién los espera? ¿Donde viven? ¿Escucharan música? ¿Sabrán que llegaron las golondrinas a anidar en los balcones de los edificios altos? La otra noche traté de explicar mi visión de la vida y por supuesto con quienes estaba rechazaron de plano mi postura. Sólo dije que podría quedarme; tal cual lo he hecho; horas mirando el camino de las hormigas y maravillarme de su trabajo. Algunos domingos en que me levanto temprano y Caro duerme, me vuelo un rato con las palomas, con las golondrinas o sólo disfruto del color rojizo del amanecer. Todos pasan rápido, esos que vuelven a sus casas, los que salieron de trabajar, los que piensan como seguir acumulando cosas.Y vuelvo a las preguntas, en realidad a la que me importa. ¿Sabrán que llegaron las golondrinas a anidar en los balcones de los edificios altos?
Germán Hess - 2013
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