Visité a mis amigos y vecinos de casa, cuya adorable esposa, en esa pareja de amigos, me invitó a re pensar sobre las mujeres, el silencio y el vacío. Interesante es escucharla, es culta y sabia, pero bueno es en definitiva mujer cosa que inválida lo anterior casi como una preposición, sobre todo al no dejar que pueda meter un bocadillo y si lo hacíamos con su marido nos retaba. Al despedirme le dije al pasar que escribiría algo sobre las mujeres y aquí estoy. No voy a contar que pienso acerca del homo sapiens cuando salió de las cavernas a recorrer el mundo, el afuera. Creo que ese homo debería haber salido solo, sobre todo para no escuchar el susurrar infinito de su mujer al decirle que el mamut que acaba de perseguir y matar para alimentar a su familia, lo podría haber matado unos kilómetros atrás si la hubiese escuchado cuando ella le dijo en su idioma gutural “Ahora”. Veamos.Si produzco un entramado entre la necesidad de vacío y silencio, el concepto de la nada sirvió muchas veces de escape literario y filosófico para hablar de las mujeres. No porque se las considere nada, o se las ningunee, sino por lo poco que pueden permanecer en silencio absoluto o en vacío total. Dije vacio como ausencia total de materia en los elementos (no cerradas al vacio) lo aclaro por temor al INADI. A mitad del siglo pasado apareció "Lo que sé de las mujeres", de autor anónimo y conformado por 500 páginas en blanco, que pudo ser hojeado en contadas librerías de Londres.Es decir nada que decir. Otro grande fue Jean Paul Sartre quién se dedicó un tiempo a revelar la intrincada relación entre la angustia del ser y la soledad de la nada, por supuesto cuando Simone de Beauvoir lo dejaba. O sea, profundos estudiosos, filósofos y hasta el mecánico del barrio han tratado de vislumbrar la forma en que una mujer pueda permanecer en silencio sin realizar aporte alguno y dejar que el vacío inunde ese espacio. Imposible lograrlo y aclaro que lo vivo y conozco por padecerlo en carne propia. Recién le avisaba a Caro que me disponía a escribir y necesitaba estar solo. Pasados 3 minutos de reloj, me llama desde la puerta del baño y me indica que “hace un par de días nota que algunas gotas de pis han mojado la tapa del inodoro”. La miro, me mira y no me queda otra que sonreír, ya que un asesinato sería demasiado. Volviendo al libro “Lo que sé de las mujeres” esas páginas en blanco que tanto dijeron de las mujeres ( está claro que no decía nada) confirman que a partir de la salida de las cavernas la teoría del silencio y el vacío es como la nada y la nada, al igual que las mujeres es imposible hallarla y está siempre presente. Germán Hess - 2013
Interesante tus publicaciones. No coincido con la última; pero como sos un hombre puedo llegar aceptarla.
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