Divina Madre cubreme con el velo de aheia la tristeza de éste desafortunado, recitaba el Caballero Maestre y en su acongojada súplica pedía el secreto para encontrar la ruta adecuada, la ruta que tiene corazón. El destino no es una ruta, es el paso, el andar mismo es el propio camino.
Germán Hess
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