Caminar por Hol Hol desde el cerro hacia San Martín era pasar indefectiblemente por Don Bosco, buscar luego las escaleras congeladas que me llevaban a Radio Nacional. Cada mañana era una aventura, no caer de culo en el hielo lavado, bajar por la tierra congelada agarrado de una cuerda, tratar que los perros cimarrones no me alcancen, no tragar el garrotillo que me golpeaba la cara y por fin el calorcito de la radio. Casi siempre unos bizcochos con mate y los chistes de Raúl, ese operador que me bautizo el "pequinés de la noticia", porque decía que hacia mierda cualquier noticia que agarraba. La espera detrás de la pecera con Horacio, que también hacía poco que había llegado a la isla y los cigarrillos interminables que fumábamos en espera de decir algo trascendental.
"A mí modo" relataba la presentación del programa Wilmar, con esa voz tan seductora para las señoras de edad que estaban levantadas a esa hora, después un tema de Goyeneche traído de la discoteca de la radio, cuando aun se debía anotar en un cuaderno cada disco de vinilo que era llevaba al estudio. Uy, parece que hablara de un siglo atrás, y no hace más que 15 años. Cuántas cosas (han, me, nos) pasaron y ahora me encuentro en calma. El cuerpo me dice los años que tengo, las esperanzas tal vez cumplidas o aceptadas me dan cierta señal de serenidad. En aquellos años era vértigo, historias que se iban haciendo a cada instante y las aceptaba o las dejaba según lo creyera. No te había escrito en años vida. Pasado amigo que me salva de ser un nada, me acobija en la memoria de las playas largas, de Cabo San Pablo, me abraza para que me descubra y cada tanto recuerde que estuve vivo.
Germán Hess - 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario