De vez en cuando hay que alejar a los espíritus. Mejor sería decir siempre, es preferible. Utilizar una vieja vecina de barrio, como María Antonia, asustarlos un poco con algún amigo sacerdote o en el peor de los casos un poco de ajo o agua bendita sería lo correcto si hay oportunidad.
Conviene exorcizar las causas lejanas, antiguas, los espíritus que aun rondan burlonamente por los pasillos del alma. Eso es curar y también alcanza en ocasiones. Debemos mostrar la bestia e invitarla a pasear alguna vez por año. Con esto será suficiente, cuando sucede los primeros se van corriendo o llorando. No hay que preocuparse ya están muertos.
Germán Hess 2011
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