Los domingos y feriados son así. Miro por el balcón de la cocina mientras preparo el mate y tengo un panorama de cómo será el día. Si hay mucha gente en la calle con seguridad el día pintará bien, si no hay nadie o muy pocos y sólo viejas de compras por los almacenes, un dia aburrido. Tal vez mis trastornos compulsivos me engañen, pero hasta ahora resultan. Hoy pintaba bien, una minita corriento, una pareja que volvía de vaya uno a saber donde, dos Testigos de Jehova y un chica paseando a un perro. Lo arruinó el que vende revistas usadas por la vuelta. Ese que grita para hablar y cada vez que lo hace parece que se armó un kilombo bárbaro o algunos cacos robaron. Que necesidad de arruinar un día hermoso. El sol acompañaba, el silencio de la mañana era un placer, pero él gritó, vociferó y vestido con su equipo de gimnasia de su cuadro favorito, hizo que se nublara. Cosas que tenemos los que somos obsesivos, cosas que vemos los que miramos de verdad. Germán Hess - 2013
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