Me levanto y salgo. El amanecer va acompañando la soledad de las calles y entre la nocturnidad que acecha y va partiendo, los silencios que quedan aguardan a sus próximas víctimas. Un cortado con medialunas, el diario que no dice nada y confunde mucho, dos taxistas se reponen de una jornada que no dio lo que esperaban y el viejo televisor que susurra algo parecido a un buenos días. Le prometí no fumar y que haría el máximo esfuerzo. Cumplo a raja tablas la palabra empeñada y me contengo en salir a la vereda a prender ese cigarrillo de la mañana.Palabras empeñadas, promesas rotas, unos que parten y otros que quedan para nada. Es tan peligrosa la hipocresía que genera muertes en masa, heridos que deambulan solitarios rodeados de gente y gritan sus silenciosos quejidos entre el bullicio de las peatonales.Una vez fui uno de ellos. ahora solo soy el resto de lo que ha quedado. Una vez un amigo me mandó un mensaje que decía "Si pensás que la aventura es peligrosa probá la rutina. Es mortal", y se deserrajo un tiro en la frente. No lo puedo acompañar, no lo comprenderé como camino, pero se y supe en ese instante de que me hablaba. He dejado caminos abiertos, algunos senderos andados, una que otra esperanza de retorno a casa. pero el miedo paraliza, miedo a no lograr encontrarme, miedo a saber que en algún lugar he quedado, miedo a saber cuando fue que comencé a perderme.
Germán Hess - 2013
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