miércoles, 31 de octubre de 2012

Bajar a la Radio

Caminar por Hol Hol desde el cerro hacia  San Martín era pasar indefectiblemente por Don Bosco, buscar luego las escaleras congeladas que me llevaban a Radio Nacional. Cada mañana era una aventura, no caer de culo en el hielo lavado, bajar por la tierra congelada agarrado de una cuerda, tratar que los perros cimarrones no me alcancen, no tragar el garrotillo que me golpeaba la cara y por fin el calorcito de la radio. Casi siempre unos bizcochos con mate y los chistes de Raúl, ese operador que me bautizo el "pequinés de la noticia", porque decía que hacia mierda cualquier noticia que agarraba. La espera detrás de la pecera con Horacio, que también hacía poco que había llegado a la isla y los cigarrillos interminables que fumábamos en espera de decir algo trascendental.
"A mí modo" relataba la presentación del programa Wilmar, con esa voz tan seductora para las señoras de edad que estaban levantadas a esa hora, después un tema de Goyeneche traído de la discoteca de la radio, cuando aun se debía anotar en un cuaderno cada disco de vinilo que era llevaba al estudio. Uy, parece que hablara de un siglo atrás, y no hace más que 15 años. Cuántas cosas (han, me, nos) pasaron y ahora me encuentro en calma. El cuerpo me dice los años que tengo, las esperanzas tal vez cumplidas o aceptadas me dan cierta señal de serenidad. En aquellos años era vértigo, historias que se iban haciendo a cada instante y las aceptaba o las dejaba según lo creyera. No te había escrito en años vida. Pasado amigo que me salva de ser un nada, me acobija en la memoria de las playas largas, de Cabo San Pablo, me abraza para que me descubra y cada tanto recuerde que estuve vivo.
Germán Hess - 2012

Rosario Ciudad Mara

Rosario una prolongación del con urbano bonaerense. Maras, pandillas, robos a cualquier hora. Asesinatos entre narcos por cuestiones territoriales y "la vieja sensación de puentes rotos" cantaba Lerner. Así estamos. Hace una hora un ladrón que robó en un departamento a dos cuadras de casa, se refugió en una verdulería. Lo agarraron los canas que lo corrían, pero los que mirábamos teníamos muchas ganas de pegarle. Terrible el odio que se ha generado en esta sociedad de anómias y falta de líderes decentes. No creo que tengamos retorno. Ciudad Juárez, Guanajuato, Rosario, La Matanza, villa 1-11-14, la tablada, el 17, la 31 y más de 200 muertos en Rosario en lo que va del año.

Carlos Vives - Volvi a Nacer - (Canal Oficial) Compralo en iTunes

Una hermosa canción para liberar el corazón

miércoles, 10 de octubre de 2012

Estallido

Que esquizofrenia. Salís,  caminás mirando a todas partes, te roban, te llaman para pedirte plata por lo que te han robado hace un rato. Cerras todo con rejas y después tenés que tomarte un Rivotril para frenar la angustia de sentirte encerrado en tu propio departamento. Ciento veinte pesos por sesión de terapia, y la psicóloga que me dice que estoy violento. Violento yo la concha de tu madre!!! Y que mierda querés que haga?? Dejá la ortodoxia y decime la verdad. Acaso vos no vivís psicótica también? Estoy harto, agotado de sentirme así.

jueves, 4 de octubre de 2012

Regar el césped

Me sentaba en el poste de la puerta, delante del porche. La manguera era de goma de un color rojo gastado y regaba con un pico de bronce todo el jardín delantero y el césped. Las tardecitas olían a fresias y jazmín de lluvia y yo disfrutaba mojando las ramas de los plátanos como lo haría hoy si pudiese estar en esa casa.
Siempre aparecía un conocido que se detendría a charlar un rato, pese a que viviera a más de cuatro cuadras de la mía, todos sabíamos quién era el otro, al menos donde vivía.
Si hacía mucho calor la noche nos encontraba en las puertas, en los "césped" con las reposeras de madera y la lona a rayas, tomando un trago, preparando una picada o simplemente charlando alrededor de un espiral que espantaba a mosquitos y alérgicos. El verano era asi. Un tiempo de espera de la nochebuena, reunión de la familia de cohetes, pertardos y clericó con moscato.El primo Cristian admirado por todos, por su físico enorme, por ser militar, por haber sido paracaidista y comando, porque fue "liceísta" diría Antonia. Que cosa esa de "ser tal o cual". Yo no era nada, a lo sumo me creía un observador, pero nadie lo notaba. Admiraba la prolijidad del abuelo, el Tata, el jefe de la familia que lucho mil batallas en Brasil y nunca pudimos saber como llegó a la argentina, escapando de qué muertes.
Y si nombro la muerte, aparece el fantasma de Doña Catalina la mamá de Carlitos, una gringa vestida completamente de negro con una cabellera blanca larga recogida que parecía estar muerta mucho antes de estarlo. Así era el barrio. Bajito, de calles con siestas y navidades, de mosquitos y calores, de inviernos de estufa a kerosene y olor a hogar.
Jamás hubo un desatino en casa. Nunca supe si los abuelos tenían o habían tenido sexo. Era algo tan misterioso, como tratar de comprender que nos mantenía juntos a todos siendo tan distintos cada uno. Se que el voluntariado de la abuela molestaba al viejo brasileño, haciendo que cada martes, como un ritual esperara en la cocina en penumbras y escuchando a Evaristo Monti por la vieja radio a que regresara Catita.
Más allá, en la otra cuadra estaba "el Capitán", Rogelio, un viejo cabrón con el cuál terminamos siendo grandes amigos años después. Nunca vi césped tan prolijo y tan regado sin que se transformara en alga en virtud de la cantidad de agua que le tiraba cada día.
Eran días de paz, sin sensaciones de inseguridad, sólo robaban los ladrones de vez en cuando, pero si no había nadie en la casa. Sabíamos que algo pasaba, los setenta no eran fáciles para nadie. En mí familia las charlas de política eran habituales, pero todos eramos fachos y antiperonistas, o al menos eso pensaba, hasta que de grande descubrí que hubo ERP, Montos , demoprogresistas y hasta un Paco Manrique junto a otros miembros misteriosos que visitaban la casona de Alberdi.
Esa melange política y social, de barrio y discursos me hizo hombre a empujones de mentiras verdaderas. Un padre que había pero no podía nombrarse, una madre casi hermana mayor y un tío que coleccionaba aviones y trenes armados por él. "Energía es igual a masa por velocidad de la luz al cuadrado", Un año luz es la distancia  que recorre la luz en un año. Todo aprendido de ese tío medio loco y químico que experimentaba en el fondo de casa. Mi planta de naranja lima de Vasconcellos me acompañó y me marcó, había diferencias muy sutiles entre Zezé y yo, pero eran más las cosas que nos unían.
Familia Metodista, de padres separados, fachos, antiperonistas y viviendo todos juntos. La escuela primaria la disfruté pero me angustiaba cuando había reuniones de padres. Nunca fue nadie a las mias, creo que fue lo mejor, era mucho lo ante dicho para un solo alumno.
En casa jamás hubo eructos o flatulencias, esas cosas sucedían afuera, en el kiosco de Mica, con los amigos, como aquella tarde en que Kete eructó de tal manera que la kiosquera preguntó si llamaba al médico. Eramos tan formales que la informalidad se nos vino encima años después, con la adolescencia, las salidas y las motos. Pero esa ya es parte de otra historia.

Germán Hess 2012