sábado, 29 de junio de 2013

Desafío Uritorco Capilla del Monte











Necesitabamos una historia en común, de padre a hijo y viceversa. Un rato largo de charlas y compartir lejos de todos. Cuando Tomás me propuso ir a Capilla del Monte, me pareció genial por dos cosas, primero que surgiera de él, segundo porque  podríamos estar solos. La verdad que volver a subir al Uritorco me ponía nervioso. No sabía si mi cuerpo soportaría la travesia, hacia años que no escalaba y mucho menos ir con mi hijo menor. Salimos el martes a la noche, como para llegar a Capilla el miércoles por la mañana y acomodar las mochilas que preparé para el viaje. Las cabañas que alquilamos eran majestuosas. Al llegar nos esperaba Tania, una rubia amable y de sonrisa eterna. Mientrás preparaban la cabaña me tomé un café y escuchaba una música hermosa y dulce que me llamó la atención, nos miramos con Tomi y le pregunté a Tania quienes eran y me dijo "Tonolec", un dúo que mezcla música electrónica con canciones qom (Tobas). Increíble.
Nos fuimos a la cabaña y decidimos salir a caminar por el centro de la ciudad. Fuimos caminando y luego de recorrerlo y comprobar que estaba todo cerrado nos pegamos la vuelta. Preparamos los mates y nos sentamos a admirar el Uritorco o (Cerro Macho), como lo llamaban los Comechingones y a pensar que al otro día estaríamos subiendo esa mole. Tomi se fue a dormir y yo decidí quedarme a meditar un rato y mirar esa montaña que me iba a desafiar y poner en práctica todo lo que aprendí cuando escalaba en Ushuaia los fines de semana.Tomás dormía y decidí irme a comprar algo más para llevar en la mañana. Caminé un rato y me volví con algunas barras de cereal, agua y un cuchillo de montaña, no sin aclarar que me corrieron una media docena de perros.
Cenamos algo frugal y nos acostamos a dormir, el remís que nos llevaría a la base del cerro vendría temprano y queríamos estar descansados.
El amanecer nos regaló un día soleado y fresco. Llegamos a la base del cerro alrededor de las 9 hs y luego de la emoción de cumplimentar los papeles del ascenso comenzamos la aventura. Subimos a la par de unas chicas, muy ligeras de equipaje y años, solo llevaban una Shisca de Tejido y avanzaban a una velocidad envidiable. La montaña nos esperaba, el silencio y la soledad eran una buena companía. Le dije a Tom que buscara su ritmo, que fuera mirando y aprendiendo de la montaña. El tramo inicial presenta una pendiente pronunciada, cubierta por vegetación de tala, acacias y quebrachos. Era importante encontrar el ritmo de ascenso e intentar mantenerlo.
Al llegar al primer descanso, pensé seriamente en abandonar la avetura o dejarme morir allí, pero había una promesa con mí hijo e iba a cumplirla. Trepamos las sendas sacando fotos y en silencio. Cerca del Valle de los Espíritus encontramos a un guía que nos miraba. "a que hora salieron de la base" nos preguntó, a las 9:30 le contestamos - "ah van tranquilos" nos dijo y ahí nomás miéntras lo puteaba nos bajó un cansancio y una mala onda que pudimos remontar gracias a la alegría que teniamos de estar juntos padre e hijo y de llegar a la cima.Seguimos subiendo y tratando de vencer el agotamiento y la falta de aire. "Vamos viejo un esfuerzo más que ya estamos" me arengaba Tom, yo le decía ya encontré mí paso, el paso "Cuqui", por su abuelo materno que sufre de esfisema pulmonar. La verdad que caminaba 10 pasos y debía tomar aire. El paisaje comenzó a cambiar por un  pastizal de altura con unos pocos tabaquillos. Allí comenzamos a faldear al cerro por su parte posterior o sea al este de la base y del Calabalumba. La verdad que pese a mi falta de aire, ibamos riendo y Tomás me daba fuerzas. Llegamos a la Pampilla, un pequeño valle que por lo general  se acampa o se reponen fuerzas para el último tramo antes de llegar a la cumbre. Recuerdo que me tiré, me acosté y miraba a una pareja de Cóndores que sobre volaban, "que me coman" dije, pero no doy más, hasta acá llegué, y estaba en esas elucubraciones cuando Tomi me dice "vamos" y ahí, como si fuera un mantra poderoso, tomé mi mochila y comenzamos el ascenso final. Seguimos por donde alguna vez había subido y descubrimos que era un sector que nos alargaba el recorrido, retrocedimos y buscamos otra senda, avanzabamos y faltaba menos de 500 metros. Mirabamos hacia arriba y vemos un avión que dejaba una estela blanca en ese cielo azul infinito. Nos detuvimos un instante a verlo y seguimos subiendo. Tomás ya había tomado la punta y era él quién guiaba, cada tanto le gritaba si estaba bien y el me preguntaba como estaba yo y me alentaba a seguir. Llegando a la cima, una pared de piedras enormes nos hacía sombra, a Tomi no lo veía, lo escuchaba cuando le gritaba y ya estabamos ahí. Las piernas no me daban, el aire era escaso, pero la fuerza de ver a Tomás que ya llegaba a la cumbre me hizo recuperar la energía y subir de un tirón el tramo final hasta la Cruz. Nos abrazamos, respiramos y mirábamos el horizonte, el dique, Cruz del Eje, la ruta 38, el dique el cajón. Nos recostamos en unas piedras que nos protegian del viento y el frío. Tomi sacó la bandera que llevaba en su mochila y comenzó a escribir nuestros nombres y apellidos para dejar como testimonio en la Cruz de que habíamos llegado y hecho cumbre. Comimos algo, bebimos agua, nos hidratamos bien y después de descansar un rato comenzamos el descenso. Una aventura inolvidable y hermosa que llevo en el corazón y que será imborrable.Gracias Tom por las ganas, por mostrarme que sos un hombre, por el aliento y por permitirme enseñarte lo poco o mucho que se de las montañas. ¿Qué me llevo de todo esto? La sonrisa de mí hijo y el poder que da cumplir un desafío.


Germán Hess 2013 - Desafío Uritorco Capilla del Monte

viernes, 14 de junio de 2013

Nos veremos otra vez

Aunque te abraces a la luna


aunque te acuestes con el sol.

No hay más estrellas que las que dejes brillar

tendrá el cielo tu color

no estés solo en esta lluvia

no te entregues por favor!

Si debes ser fuerte en estos tiempos

para resistir la decepción

y quedar abierto, mente y alma,

yo estoy con vos.

Si te hace falta quien te trate con amor


si no tenés a quien brindar tu corazón

si todo vuelve cuando más lo precisás

nos veremos otra vez.

Seru Giran

Nostalgia pura

Perdoná  por el agrio sabor de papeles húmedos que dejé en la mesa, es que deseaba que aparecieras despacito y te me viniste encima. Esquivaba la nostalgia pero me tropecé con ella.
Un sol y una plaza que me hace bien y me hace mal, la certidumbre de no saber más de ellos, de aquellos y de nosotros. Por ahí a veces paso, la camino, la huelo y te nombro.
Los martinis me hicieron mal de tanto  recordarte, me tomé tantos en los años  posteriores que nunca  los volví a probar. Ya desaparecieron casi todas las cosas que nos vinculaban, al menos para mí, para vos creo que ni las recuerdas, de cualquier manera siguen siendo humo en el tiempo y heridas lejanas de un sólo lado de la batalla.
La mañana me despabila el sueño y las palabras, debo seguir con la rutina de pensar que el futuro es bueno y salir a la calle. Por hoy, si no muero a medio día, deberé esperarte hasta otra noche en que vuelvas para matarme de nostalgia.

Germán Hess - 2013